Otro intento de generar una transición política en el país está en ciernes. A los fines de evaluar el presente con la seguridad del conocimiento adquirido de experiencias pasadas, comparemos los esfuerzos anteriores con el actual y juzguemos, con base a hechos, la claridad política de los líderes presentes en la palestra nacional que pretenden la tan ambicionada transición política.
2014 “La Salida”
Tras una convocatoria denominada “la salida” un grupo de la oposición venezolana, representados en esta oportunidad por Antonio Ledezma, Leopoldo López y María Corina Machado, convoca a un desconocimiento del gobierno del presidente Nicolás Maduro a razón de la crisis económica, política y social que ya para el momento existía en el país con una alta tasa de inflación, una producción petrolera a la baja y una escasez cada vez mas sentida.
La convocatoria fue para el 12 de febrero de ese año y tras la publicación de un comunicado que exponía las razones para, un “acuerdo nacional para la transición”, se iniciaron una serie de protestas nacionales la idea para el momento era paralizar el país para que la transacción se lograra por presión. Sin embargo, el resultado de esta estrategia política fue un saldo de 41 fallecidos, un mes de alta tensión política- pues las protestas cesaron por el propio desgaste que la presencia constante en las calles requería- y dos líderes presos pues el gobierno dictó orden de captura de los dirigentes Leopoldo López y Antonio Ledezma.
En este momento la oposición logro colocar al país en un momento de aparente quiebre político pues contaba con tres elementos: apoyo popular evidenciado en las calles, línea legal argumentativa clara que exigía la renuncia presidencial y apoyo internacional (abundaron las manifestaciones de apoyo). Sin embargo, la transición no se logró.
El país luego de estar en este periodo de tensión volvió a una aparente calma.
2017 “La Sentencia”
Tras ganar las elecciones de la Asamblea Nacional obteniendo la mayoría de la misma la oposición venezolana logra prender las calles, los ciudadanos exigían el respeto del espacio de poder conquistado pues el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se había auto designado las competencias del poder legislativo a través de la sentencia 156 del 29 de marzo de 2017.
En este segundo momento, las protestas mutan de encierros en las residencias a trancas de las principales vías del país se lograron casi dos meses de protestas con carácter más agresivo el saldo de perdidas aumento a 163 muertos. Las estrategias políticas por parte de la oposición se diversificaron desde aplicar escrache a las figuras públicas de gobierno en el exterior a fin de visibilizar la crisis, hasta desnudos ciudadanos a fin de hacer más evidente el uso desproporcional de la fuerza por parte de los organismos de seguridad. La meta diaria de la protesta en la capital del país era la misma, dirigir la marcha hasta la sede del poder ciudadano para introducir una carta para defender la ilegitimidad de la acción del TSJ.
A pesar de los esfuerzos y de la intensidad de las protestas las acciones gubernamentales logran desarticular el momento desmoralizando a lo interno a los ciudadanos que protestan con la convocatoria a las denominadas elecciones constituyentes que devengaron en una “asamblea constituyente” y a lo externo con un llamado elecciones regionales.
El sector oficial logró desanimar la protestas y a la oposición quien quedó con saldos altamente negativos pues tras ambigüedades de discurso, acción y objetivos el desprestigio nacional hacia su sector se hizo notar.
Aunque la oposición logró colocar al país en un aparente punto quiebre político de mayor fuerza que el anterior el mismo no se logró pero también en esta oportunidad se puede observar la presencia de los tres elementos señalados con anterioridad: apoyo popular evidenciado en las calles, línea legal argumentativa clara respeto de ejercer el poder ganado en elecciones a través de la Asamblea Nacional y apoyo internacional esta vez con mayor fuerza pues se logró un comunicado oficial de la OEA.
Después de dos meses de tensión la aparente calma volvió.
2019 “Juan Guaidó”
Ahora analicemos, tenemos una Asamblea Nacional que desde el último momento de tensión señalado con anterioridad, no había tenido mayor impacto político en el país pero que logra con un cambio de dirección, personalizada en el diputado Juan Guaidó, aglutinar, una vez más, el apoyo popular para a través de protestas en la calle presionar la salida de Nicolás Maduro. Tenemos una línea legal argumentativa distinta pues se habla del desconocimiento del mandato presidencial en virtud de unas elecciones viciadas y un apoyo internacional más contundente, pues ya los pronunciamientos se alejaron de la ambigüedad o medias tintas.
Vuelven a estar presentes los tres elementos de los momentos de tensión política de los años citados, vuelven a estar las mismas condiciones pero se esperan resultados distintos, se espera que esta vez se logre el objetivo.
La pregunta podemos hacernos todos los venezolanos es ¿sino existe en la mesa ningún elemento diferenciador porque pensamos que vamos a tener un resultado distinto? Recordemos que en cada momento de tensión la cifra de perdidas humanas producto de las protestas aumenta.
A mi parecer a nuestros dirigentes les falta claridad política, eficiencia de comunicación y estrategia ya que un elemento que diferencie este momento de tensión de otros puede ser las armas sin embargo, yo apuesto a soluciones políticas por ejemplo hay distintas acciones que se pueden llevar a cabo en pro de lograr objetivos ¡hagamos política!
Las mismas acciones esperando reacciones distinta es un ilógico pero sí se puede lograr pequeñas conquistas por ejemplo pueden movilizar, tras hacer lo propio, para quitar el desacato a la Asamblea Nacional algunos pensarán que es seguirle el juego al gobierno pero la idea es agotar sus argumentos, pidan luego las elecciones de los diputados que se desconocen jueguen con sus reglas mediaticen las peticiones y mantengan la presencia en la calle para exigir cambios puntuales con eso se evita el despilfarro del espacio político que se ganó.