Detalle de la escalera. Museo de Ciencias de Caracas
El Art Déco es una corriente de diseño que revolucionó ramas del arte como la arquitectura, diseño interior, diseño gráfico, diseño industrial, la moda, pintura, escultura y la cinematografía. Se desarrolló entre los años 20 y 30 del siglo pasado, aunque en otros países como Venezuela se trabajó hasta el final de la década de los 50.
Este movimiento artístico surgió como una reacción ante el Art Nouveau, y aunque se nutre de él, es eclíptico pues también lo hace de otras corrientes como el constructivismo, cubismo y futurismo. También se vio influenciado por el Antiguo Egipto debido a los hallazgos realizados en esos años por visionarios como Howard Carter, que en aquel entonces tuvieron impacto mundial.
El Art Déco se caracterizó por buscar en el presente (maquinarias e industrialización) y mirar al futuro (avances tecnológicos e imaginación), por lo que las formas geométricas, la simetría, la luz, la aerodinámica, vidrio (vitrales), el acero y la piedra pulida, entre otros elementos le son comunes.
El nuevo estilo europeo de Caracas
Edificio Phelps
Con la explotación petrolera, Venezuela experimentó grandes cambios en las urbes, especialmente en Caracas, donde las condiciones económicas y geográficas (expansión de las nuevas urbanizaciones del este) estaban dadas para que el estilo opulento del Art Déco se impusiera con grandes edificio que se hacían espacio y tomaban el protagonismo de la ciudad guzmancista.
El Estilo Internacional, cómo se conoció en Venezuela el Art Déco, se adaptó perfectamente a los nuevos tiempos porque además de ayudar en el desarrollo y expansión de la capital, le añadió “modernidad” a esa ciudad que alguna vez soñó con el esplendor de París.
Ministerio de Educación Nacional (Antigua sede)
Se alzaron edificios como: el edificio de la Vice Presidencia de la República, la Biblioteca Simón Rodríguez (antigua sede del Ministerio de Educación), El Cine Rialto, el Boquerón 1 y 2, El Cine Continental, el Edificio Phelps, el Teatro Principal, el Museo de Ciencias, el recientemente expropiado Edificio La Francia y una gran cantidad de casa quintas en las urbanizaciones El Paraíso y La Florida.
Espejismos
No es nuevo el interés que han expresados distintos gobiernos en salvaguardar el patrimonio tangible e intangible del país. Es así como nace el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC), órgano rector para la protección y defensa del patrimonio cultural venezolano, el cual está respaldado por Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural y una buena cantidad de providencias que ponen en resguardo ese patrimonio tangible e intangible. A pesar de ello hemos visto infinidad de inmuebles absolutamente desprotegidos que son derribados o alterados sin ningún criterio, con o sin la venia de la mencionada institución. En los últimos años hemos visto como personas que dicen “saber” de la materia han “restaurado” y puesto en funcionamiento antiguos edificios, teatros y otros espacios sin respetar la concepción arquitectónica bajo la cual fueron concebidos, menospreciando el valor histórico que ese bien pudiera tener.
Ejemplo tangible de ello es el Edificio Phelps, que por fortuna su fachada ha resistido el paso del tiempo, el descuido y también una restauración. Una vez que el visitante cruza el umbral se da cuenta que ha estado frente a un engaño, porque de su pasado o historia solo queda la fachada convirtiéndose en un espejismo.
Teatro Principal
Peor aún es el caso del Cine Rialto, puesto recientemente en funcionamiento bajo el nombre Teatro Bolívar, fue sacado del abandono y el desuso, maravillosa iniciativa, pero en el ínterin, no sólo le cambiaron el nombre (como si ya no tuviéramos suficientes espacios que se llamen Bolívar); además se cambió toda su estética, dejándolo como uno de esta época. Nos recuerda su pasado el proyector que se encuentra en “resguardo”, el letrero que lo identificaba y la baranda de las escaleras que van a los niveles superiores. De la fachada solo se puede decir: menos mal que Guzmán Blanco ya murió.
Detalle de la baranda. Museo de Ciencias de Caracas
Del Edificio La Francia, mejor ni hablar. Es bien sabido que los costos de una restauración son altos, lo que no sabemos es por qué nunca se hicieron como se debían hacer durante la bonanza petrolera. Es importante dejar de lado la demagogia política y tener en cuenta que estos espacios deben ser recuperados con la misma visión que fueron concebidos sin que las comodidades de nuestro tiempo hagan mella en ellos, para ser puestos al servicio de las personas y que esas personas, como usuarios, le den el mejor uso para que perduren en el tiempo como historia, patrimonio y herencia.