Antes de que la aurora de los primeros rayos de luz y con la boca impregnada del olor a café, el llanero ya se encuentra listo para el comienzo de un nuevo día. Ya en la faena es común verlo entonando a cappella la tonada llanera, también conocidos como cantos de faena o de trabajo, cantos de ordeño, cantos de labranza y cantos de pilón.
En el llano venezolano
En los llanos venezolanos y colombianos es costumbre cantar a la hora de realizar una labor, se dice que sirve para aliviar la carga producto del esfuerzo, facilitar la labor e incluso para aliviar las penas del alma.
La estructura y el ritmo pueden variar pues el interprete puede improvisar o adaptar las coplas ya existentes, que se caracterizan por tener un tono quejumbroso y notas largas, cuyos temas también varían pero con frecuencia tratan de escenas costumbristas.
En Venezuela son particularmente populares tres tipos y cada uno se utiliza para la realización de la tarea que describe su nombre, por ejemplo, el canto de arreo es entonado por el cabestrero, como se conoce al peón que moviliza al ganado vacuno a su lugar de pastoreo, se piensa que este canto sirve para calmar al ganado o tener su control.
Simón Díaz 2011
Los cantos de ordeño se realizan durante la extracción de la leche y también proporciona tranquilidad al animal. El canto inicia con la llamada de la vaca quien acude al peón en lo que escucha su nombre, este la llama varias veces y es común que durante la tonada se repita varias veces el nombre.
Los cantos de pilón o de molienda se usan tradicionalmente mientras se está en la molienda del maíz, pueden ser responsoriales y al igual que los anteriores sirve para sobrellevar la tarea o expresar las alegrías o penas del alma.
Menos populares son los cantos de arreo y los cantos de cafetería.
La industrialización
Esta tradición venezolana ya desde los años 60 está amenazada con desaparecer. La vida moderna demanda una producción que hace necesario la industrialización de la actividad agropecuaria para cumplir con la exigencias del mercado, lo que hace innecesario el canto en presencia de la máquina.
Morella Muñoz
Conscientes de está realidad, algunos autores e intérpretes hicieron lo propio para impedir que la tradición se perdiera y quedara un registro de estos cantos, entre ellos destacan: Morella Muñoz, Simón Díaz, Soledad Bravo, entre otros. Ellos recrearon estos cantos acompañados de algunos instrumentos tradicionales.
La Tonada del cabresteo (1974) de Simón Díaz, no solo es ejemplo de la copla de arreo sino que además recrea la situación:
Camino del llano viene/ Puntero en la soledad/ (bis) El cabestrero cantando, ay/ Su copla en la madrugá (bis)
Más adelante
No llores más nube de agua/ Silencia tanta amargura/ Que toda leche da queso/ Y toda pena se cura/ Lucerito nube de agua Ya viene la mañanita/ Cayendo sobre el palmar/ Y el cabestrero prosigue/ Con su doliente cantar/
entre los cantos de ordeño encontramos:
No sé qué le pasa a Rosa/ Que me da los hijos blancos/ Pues cuando el caballo es negro/ Salen zainos los potrancos/ Cuando ella no corresponde/ Y yo sigo respondiendo/ Las muchachas de mi pueblo/ Cuando paso se van riendo
Las estrofas anteriores son parte de Tonada del tormento (1978) de Simón Díaz, en donde se plasma fielmente este genero ya que no usa instrumento e incluso se puede escuchar el mugir de la vaca.
Entre los cantos de pilón encontramos unos de los más populares:
Allá arriba en aquel cerro io, io, ta un matrimonio civil io, io,/ se casó la bemba’e burro con el pescuezo’e violín, io, io/ Si por tu marido es io, io, cógelo que allá te va io, io,/ un camisón de cretona no te lo ha llegao a da io, io/ Allá va la cara’e diablo io, io, de corazón de demonio io, io,/ que tiene la lengua negra de levantar testimonio, io, io/
Arriba unas estrofas de Cantos de pilón II (1974), versión libre por Soledad Bravo, por su parte Los Vasallos del Sol han recogido los cantos de lavanderas como por ejemplo:
Para lavar necesito, un río con agua clara, y para lavar mis penas me basta con tu mirada
Lavanderas en El Guaire
El trabajo ya está hecho, documentado y resguardado para la posteridad, queda en cada quien ofrecerlo a las nuevas generaciones que desconocen el valor artístico, folclórico y poético de este legado.