Diseñar algo supone al menos una mínima concepción previa, un boceto por arcaico que sea que devela el vistazo del hacedor, para mostrar el supuesto inexistente o mejorable, que se transformará, gracias a su aporte, en el propio diseño del que intenta.
Así, el autor se propone de alguna forma someter el material a su voluntad para hacerlo encajar dentro de ese universo que construye.
Servio Tulio Baralt, Universidad Central. Colec.Venezuela Siglo XIX-XX
La sociedad toda se adapta al paso de la necesidad de sobrevivir y es útil para esto, un entramado que hace ceder a los individuos más débiles a las normas que el “diseñador” quiere. Una estructura que va moldeando y filtrando desde la familia, la escuela, la iglesia, la universidad, el trabajo hasta convertirlo en la especie domesticada deseada.
Somos así, material para servir a la voluntad de otro, simple arcilla, guiados a través de las jaulas hasta que estás se hacen cómodas, confiables, pero jaulas.
La libertad, nuestra autonomía, se reduce en un rincón, mientras movemos la cola cuando nos indican.
¿Es posible acaso dejar de ser arcilla para forjar nuestros propios diseños?