Hondo placer comienza y hondo acaba
entre ser y no ser la diosa que era
y la mujer que simplemente estaba.
(Ludovico Silva, La Soledad de Orfeo)
Tu mente acusadora se imagina
que yo tengo un amor en cada esquina
que yo soy un Don Juan rey del amor.
(Tite Curet Alonso, Tu mente)
En el Aula Magna este domingo 10 de junio a las 11:00 am las 31 nubes de Alexander Calder pueden reanudar una nubegrafía en la que dejen su luz, tras su estático recorrido. En el interior del recinto, un soplo sonoro es como la partícula de un “doble cósmico” en el cual los caraqueños descubren que las nubes tienen sus lugares predilectos donde anidarse o -viceversa- a salir a acampar, como si no tuvieran ya para elegir a otros destinos en sus unívocos auditorios. Sobre este particular, refiere Alejo Carpentier (2014: 285) que Alexander Calder era un habitué de La Pastora, tras su estadía en Caracas, puesto que: “el tránsito de la Puerta de Caracas a la parroquia, el boulevard Brasil, con sus árboles, y los panoramas contemplados desde San José del Ávila formaban parte de su escenografía caraqueña”. Particularmente me hago eco de aquello que “al parecer” le atraía a Alexander Calder, y es el de asirme al hecho de ver a las nubes en el Ávila como si en su dispersión se alistasen para peregrinar –pues casi todas las tardes, así lo hacen- hacia el ocaso.
Nubes acústicas / Platillos voladores, Alexander Calder, 1953
Y están las nubes en el interior o el Pastor de Nubes –de Jean Arp- a la entrada del Aula Magna, pero las nubes hasta nos parece que se entienden con alguna ocasional “caldereta”, y -apenas con un soplo- inspiran sus nubarrones trazos que nos permiten interpretar lo que fue en una época equidistante, sólo inteligible al idioma de las nubes. Flanqueando el recinto, está la escultura del Anphion –de Henri Laurens-, la cual es capaz de descongelar la música subyacente del verdeazulado cemento de la Plaza Cubierta. Pero, las nubes se repliegan ante el “coto cerrado” y su aparente postramiento. De un signo musical nuevo, se nos presenta la ocasión en la cual se ha de interpretar por primera vez una ópera venezolana en la Universidad Central de Venezuela. Siendo así, es pertinente hacer un recuento de 31 óperas que tengan este mismo sello venezolanista –ya que es la cifra que totaliza a las nubes de Calder- y nos permitirá recordar por cada uno de éstos paneles acústicos, una obra lírica a cambio.
Recordemos -entonces- éstas obras presentadas en Caracas y en el interior.
Pastor de Nubes, Jean Arp, 1953
El catálogo de dichas obras (entre óperas del tipo bufo, verista, lírico-dramática, pero también operetas y zarzuelas) que tendríamos que referenciar serían: 1. El maestro Rufo zapatero (1848) de José María Osorio, 2. Los alemanes en Italia, 3. Virginia (1873, libreto de Domenico Bacalari sobre la obra homónima de Domingo Navas Spínola), 4. El cumpleaños de Leonor –obras de José Ángel Montero-, 5. *Simón Bolívar, 6. I due rivali –*obras de Andrés Delgado Pardo-, 7. Alma Llanera (1914, libreto de Rafael Bolívar Coronado), 8. *Un gallero como pocos, 9. Percances en Macuto –*obras de Pedro Elías Gutiérrez-, 10. Le merchand de Venise de Reynaldo Hahn, 11. *El rey Guaicaipuro, 12. La princesa Girasol –*obras de María Luisa Escobar-, 13. Bolívar (libreto de Madeleine Milhaud sobre el texto homónimo de de Jules Superville) de Darius Milhaud, 14. El negro Miguel (libreto de Pedro Blanco Vilariño) de Héctor Pelegatti, 15. Doña Bárbara (con libreto de Isaac Chocrón sobre el texto homónimo de Rémulo Gallegos) de Caroline Lloyd, 16. El caballero de Ledezma (1979) de Eric Colón, 17. *El Páramo, 18. Miranda, 19. Florián el infausto –*obras de Alexis Rago-, 20. Doña Bárbara, 21. Chúo Gil (homónimo del cuento de Arturo Úslar Pietri), 22. *El tambor de Damasco –*obras de Juan Carlos Núñez-, 23. Los martirios de Colón (1993, libreto de Aquiles Nazoa), 24. La mujer de espaldas (2013, libreto de Xiomara Moreno sobre la obra homónima de José Balza) –obras de Federico Ruíz-, 25. El gato y la golondrina: una historia de amor (1993) de Diana Arismendi, 26. Guaicaipuro (2000) de Adina Izarra, 27. Meditaciones en torno al suicidio (2008) de Andrés Levell, 28. “19 de abril de 1810” (2011, libreto de Efrén Barazarte) de Luis Ochoa, 29. El Quijote cuerdo: Miranda (2011, libreto de Eduardo Casanova) de César Augusto Guillén, 30. Fausto (2015) de Diana Daniele y 31. Gertrudis (2015, libreto de Xiomara Moreno) de Gerardo Gerulewicz.
La libreta de California
De repente apareció -de acuerdo a unas características lírico-musicales que también mencionaré- en el Aula Magna de la UCV, la ópera-bolero La Libreta de California de Gerardo Gerulewicz (compositor y director musical), bajo la dirección escénica de Miguel Issa, a partir del exquisito libreto de Xiomara Moreno sobre la obra homónima de José Balza. Sobre el proceso de gestación y lanzamiento que tuvo este proyecto, consigno la información aparecida en mi crónica del 27 de septiembre de 2017 en el sitio electrónico de la Fundación Centro de Investigación y Estudios de la Venezolanidad, en la cual ofrezco un rápido análisis teatral y musical intra-opus. Así, desde su debut en el Teatro Alberto de Paz y Mateos*,* La libreta de California ha tenido ya varias reposiciones, en diversos sitios: en la Sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño, en el Club Camurí Grande, en el Caracas Country Club, en el Teatro de Petare “César Rengifo” (recinto reabierto desde 2011) y en el Teatro de Catia (antiguo Cine, en funcionamiento desde 2012). También en algunas Embajadas y en las casas de personas interesadas.
La ópera-bolero La libreta de California cae aquí en el plano de la ciudad de las artes,de la esfera nocturna de la cual participó en alguna oportunidad nuestra ciudad. La podemos situar –en el hilo temporal- muy cerca de la “nostálgica” bomba SHELL de la Plaza Venezuela (donde estuvo antes, la antigua Fuente “Los Caobos” y que en su ruta hacia el sur conduce hacia la arcadia universitaria que representa la UCV y el Aula Magna), o recordar en una iconografía como de una acuarela, los parajes de la nocturnidad caraqueña que se abre a nuevos suburbios urbanos: el Teatro Los Caobos, el Todo París, el Toni’s bar, el Rincón de Ella, el Casablanca, La Suisse, el Sans Souci, el Maxim´s, etc. Salones donde la ciudad danzaba y se agita como en su verosímil refrán de una canción infantil que cuyo refrán dice en “Venezuela baila la moza, que la baile que la baile”. Cuando las nubes sonríen, pasajeras del aire, para algo interesante: estos boleros responden a un tipo de romanticismo directamente vinculado a nosotros y, sin embargo, del abiertamente estilo bailable y teatral de la época a la que aluden en su contenido.
Anphion, Henri Laurens, 1953
No sé por qué, pero con la ópera-bolero del compositor Gerardo Gerulewicz, me vuelve la idea de que él está estableciendo algún tipo de conexión con la obra sinfónica de la compositora venezolana Nelly Mele Lara (1922-1993) intitulada “Líricas Otoñales”, pues así se vincula con fragmentos poéticos del poema de Juan Ramón Jiménez cuyo título es “La tarde muere lloviendo” y que complementan el tríptico presentado por Mele Lara, junto a las otras dos secciones de que consta la obra: “El viento de la otra noche” y “Con un ramito de rosas”. En el caso de la ópera-bolero compuesta por Gerulewicz, la curiosa miniaturización del recuerdo, a través de imágenes musicales de frágiles realidades del mundo, contrarresta lo que pudiera ser una solidez en las nuevas logografias musicales representadas por los sujetos musicales. Es decir, los personajes de estilo “chua-chua”, affairs, flashes, clips and “put includ” del melodrama: un donjuán viajero y una mujer de pensamientos poco comunes. Muchas respuestas parecen envolver la ensoñación idílica, más dos parecen ser los puntos que tensan definitivamente esta historia: amar o morir (matar o vivir…).
En el Aula Magna, a Gerardo Gerulewicz le sale no sé qué mano del cuerpo -y todo lo toca- y hace de las 31 nubes un gran piano -aquí aprovecho para comentar una obra cuyo título es “Memorias para teclado” (1971) de Julio Estrada Velasco y que sería oportuno relacionar ahora-. Así, la ópera-bolero La libreta de California, en este contexto universitario no se produce quizás como un hecho aislado, pues si resultaría necesario rememorar cuando el Teatro Universitario en 1957 –hace 60 años- presentó de la mano del maestro Nicolás Curiel, el Don Juan Tenorio de Zorrila, con un maravilloso elenco, pero que musicológicamente y parafraseando a Ocarina Castillo, tuvo “efectos y fondos musicales interpretados por el Orfeón [Universitario] y compuestos por su director Vinicio Adames”. El Donjuán es una creación prodigiosa, una cantera teatral y musical de esperanzas, de impulsos, contradicciones, bisagra de nuestras angustias y de la “sobre-donjuanidad”. Curiosa forma del hombre en nuestro tiempo que aparenta equilibrio y serenidad. Se preguntó en alguna oportunidad Arturo Úslar Pietri (1976: A-4): “¿Qué viene a hacer Don Juan en este tiempo, en esta ciudad y en esta hora angustiada de nuestro tiempo?” –recopilado en Karl Krispin (2012:145). Es difícil, responder, pero como indica Martin Buber, la vida es como una escalera, en muchos aspectos. Aprovechando que nos estamos refiriendo en esta ocasión, a este contexto universitario tan privilegiado que es la UCV, desearía incluir esta cita en la cual Santiago Key Ayala (1977: 558-559) nos hace una descripción de un Chaguaramo, donde percibiremos con propiedad que se refiere a esta metáfora de la “escalera” en un término muy digno de elogios:
El chaguaramo es naturalmente recto, fuerte, armonioso. La columna es hecha para sostener con dignidad la cimera. La cimera está hecha para coronar con dignidad la columna. Arriba, el penacho de hojas se abre al éter como un penacho de plumas. Expresa el ansia y la aptitud del vuelo. Cada anillo de la columna -y son incontables- representa la cicatriz de un dolor, el abandono de un sueño, el despertar de un engaño. Son los peldaños de una escala que va a lo alto, las etapas de un camino de perfección. Arriba, la semilla, no escatimada, sino generosa. Y por remate, el espolón que se interna sin vacilar en el azul, el índice imperativo que señala la altura, donde se funden para la suprema aspiración, tierra nuestra, columna y cimera, en armoniosa y serenísima escultura.
La ópera-bolero La libreta de California es antidepresiva, nos recuerda que: “la mayoría de las personas son tan felices como deciden serlo” (como sentenció Abraham Lincoln) y que la vida es buena, aunque mala nos parezca que se la Hilandera (parafraseando unos versos de Andrés Eloy Blanco). Hilda no es precisamente como personaje, un Enterteinner, más bien hasta nos pudiera dar la impresión de ser la malévola Grimhilde (1812) de un cuento de los Hermanos Grimm. (Es interesante la casualidad, que Andrés Barrios y Bartolomé Díaz hayan representado a fines del año pasado, la obra La caperucita criolla: una operita bufa para niños con libreto de Aquiles Nazoa) ¿A caso el sentimiento caribeño del bolero desencadenó su sentimiento feminicida? En todo caso, Hilda en contraposición –otro ejemplo- no sería la maravillosa y bondadosa Gracia Divina que incluye en su argumento a Hommy, a Latin Opera (1973) de Heny Álvarez y Larry Harlow. (Quintero, 2009: 197). En ella se decantó lo que paulatinamente la desencantó como mujer, tras ir sedimentando la imagen de la otra, hasta que un día determinado este otro ser quedaría bloqueado frente a lo que significaron aquellas realidades, para así, terminar siendo algún tipo de centinela de la feminitud. Una mujer en cuya cabeza muchas respuestas parecen flotar, y hasta podría ella exclamar la rara frase: “He arado en las nubes…”. Para culminar éstas líneas, aprovecho incluir el poema del brasilero Joao Cabral de Melo Neto aparecido en la Revista Nacional de Cultura Nro. 233, 1977, (pp 149-150) intitulado “Las Nubes”:
Las nubes son cabellos
creciendo como ríos;
son los gestos blancos
de la cantora muda;
son estaturas en vuelo
a la orilla de un mar;
la flora y la fauna leves de países de viento;
son el ojo pintado
resbalando inmóvil;
la mujer que se inclina
sobre la baranda del sueño;
son la muerte (la espera de)
atrás los ojos cerrados;
¡la medicina blanca!
Nuestros días blancos.
Epílogo “2 voces”
La proeza que realiza el cantante Luis Javier Jiménez, representa un auténtico tour de force en el ámbito lírico-vocal, equivalente al desempeñado por Gaspar Colón en Los Martirios de Colón de Federico Ruiz. Este binomio lo completa la mezzo Melba González -tan regia como la Princess Stewart-; pero en la ópera-bolero *La libreta de California –*es grandiosa-, casi única, en el pequeño mundo sonoro creado por Gerardo Geulewicz. Ella asemeja -llena de sutilizas- como en el cuadro, a la Ondina (1919) que pintara el célebre pintor-viajero, Nicolás Ferdinandov…
Aplaudo -para concluir- la presencia en la ópera-bolero, de nuevos y jóvenes cantantes que se han ido incorporado al elenco: las sopranos Patricia Laguado, Kimberly Maneiro; la mezzo Adriana Meléndez, el tenor José Feria y el percusionista Armando Rangel. El maestro Gerardo Gerulewicz dirigirá en esta ocasión la OSV, como hace 3 años hizo lo propio con su ópera Gertrudis.
Bibliohemerografía
Embajada de Polonia y Teatro Teresa Carreño presentan la Ópera-Bolero “La libreta de California”. La presentación de la Libreta de California se hará en la Sala José Félix Ribas del TTC, el día viernes 20 de octubre a las 6 pm (Duración de la Ópera en su formato de cámara será 1.40 sin intermedio). En: Analítica.com. Octubre 14, 2017.
Festival de Teatro de Caracas: Ópera en el Festival de teatro. Nota diplomática (Embajada de Polonia), Abril 26, 2018.
Gente del Teresa: Luis Javier Jiménez. En: Documentum. Centro documental Teatro Teresa Carreño. Caracas, 30 de abril de 2014.Jiménez, Luis Javier. Los apuntes de La libreta de Hilda. En el blog: Ópera Creativa, miércoles 10 de enero de 2018.
Key Ayala, Santiago. Obras selectas (Edime, 1977). “Bajo el signo del Ávila”. pp. 558-559.
Laguna, Ana Isabel. La Orquesta Sinfónica de Venezuela presenta la Ópera-Bolero “La libreta de California”. En: El Carabobeño, 3 de junio de 2018.
“La Libreta de California” se presentará en el Teatro Alberto de Paz y Mateos. En: El Nacional (web), 18 de septiembre de 2017.
Martínez, Apolinar. La Libreta de Balza y Gerulewicz. En: Tane tanae. El Delta en Noticias. Octubre 1, 2017
Para el 2018, La Libreta de California pasa ahora de su formato “de cámara” a su forma orquestal completa, además con nuevo elenco….
Quintero Rivera, Ángel G. (2009). Cuerpo y cultura: las músicas <<mulatas>> y la subversión del baile. México D.F. Bonilla Editores.
Úslar Pietri, Arturo Úslar (marzo 7, 1976). “Pizarrón: La vuelta de Don Juan” en: El Nacional. // Krispin, Karl (2012). *Úslar y lo alemán.*Caracas: Universidad Metropolitana, 2012.
Special function of the Opera-Bolero “La libreta de California” on friday, October 20th, 2017. Embajada de Polonia [nota diplomática].
Disponible en YouTube:
1-La Libreta de California JFR 2017 1era parte
2-La Libreta de California JFR 2017 2da parte
3-Ramonita La Libreta de California
4- Cuántas mujeres La Libreta de California
5-La nueva Mireya ESTRENO La Libreta de California 29sep17
6-La Libreta de California – Fue amor a primera vista
7-Cerraste la puerta La Libreta de California
8-Soy veneno Merecumbé La Libreta de California
9-25 La Pollina La Libreta de California
10-6 Es tal desolación La Libreta de California
11-Es posible una pasión La Libreta de California
14-Opera bolero La Libreta de California José Balza Xiomara Moreno Gerardo Gerulewicz Miguel Issa