Volar siempre es una situación estresante. Hasta el viajero más experimentado no es inmune al temor a perder el vuelo por llegar tarde, la emoción que genera conocer un sitio nuevo y toda la tensión que involucran los preparativos para el gran día. Muchos otros también sufren de aerofobia (miedo a volar en aviones), claustrofobia (temor a los lugares cerrados) o acrofobia (miedo irracional a las alturas) o incluso de las tres a la vez. Esta mezcla de emociones, unida a la creciente incomodidad que representan las largas colas de seguridad en los aeropuertos y los, aparentemente, cada vez más pequeños asientos en los aviones, puede hacernos perder la compostura, pero hay ciertas normas que no podemos obviar para hacer el viaje más agradable, no solo para nosotros, sino para nuestros compañeros de infortunio.
En primer lugar, diríjase con amabilidad al personal de la línea aérea y del aeropuerto. Utilice el "buenos días", "por favor" y "gracias". Si le informan que el vuelo está cancelado, demorado o sobrevendido, reclame sus derechos de manera firme pero amable. Recuerde que la persona que lo está atendiendo no tiene la culpa de la tormenta que impide que su vuelo salga a tiempo o de la falla mecánica en el avión y, en palabras de nuestras abuelas, se cazan más moscas con miel que con vinagre. El personal a cargo estará más dispuesto a buscarle una solución a su problema si evita los gritos y groserías. La legislación venezolana dispone regulaciones que protegen al pasajero en estos casos (Condiciones Generales de Transporte Aéreo) y, aunque no siempre se cumplen a cabalidad, no está de más conocerlas para hacer valer sus derechos.
Las líneas de seguridad pueden eternizarse y, para muchos, son la peor parte del viaje. Colabore para que vayan más rápido al irse sacando el cinturón, la chaqueta y las llaves de los bolsillos mientras espera, no en el último minuto. Tenga lista cualquier planilla que deba llenar antes de pasar por la taquilla correspondiente. Deje de hablar por celular cuando vea que se acerca su turno y, si ve que está retrasando el proceso de alguna manera, hágase un lado y permita que pasen otros pasajeros hasta que usted esté listo.
Disponga de tiempo suficiente para llegar a la puerta de abordaje a la hora prevista en su boarding pass o, incluso, unos minutos antes. Lea la información del pase de abordar para verificar en qué grupo abordará y permanezca sentado, no deambulando alrededor de la fila ni guardando el puesto con su maleta, hasta que lo llamen. No intente abordar antes de tiempo; no solo no se lo permitirán, sino que retrasará el proceso. Cuando lo llamen, diríjase al avión de manera ordenada, sin colearse ni atropellar a los demás pasajeros.
Una vez dentro del avión, diríjase a su puesto de manera inmediata. No coloque su equipaje de mano en el compartimiento de otros asientos, a menos que el suyo ya no esté disponible. Si está en la fila 35 y es el primero en entrar al avión, no coloque su maleta en la primera fila. La maleta debe ir en el compartimiento superior y su artículo personal (cartera, morral, estuche de la laptop) debajo del asiento frente a usted. Antes de sentarse, saque de su maleta todo lo que piense que necesitará durante el viaje (revistas, libros, medicinas, bolígrafos para llenar las planillas de inmigración o aduana), para tenerlo a mano. Siéntese en el asiento asignado; si desea cambiarse, espere a que el avión alcance altura de crucero y pregúntele a uno de los sobrecargos si puede hacerlo. Si está viajando solo, esté dispuesto a cambiarse de puesto para que parejas o familias puedan sentarse juntas, a menos, obviamente, que haya pagado por un asiento específico o el nuevo asiento sea especialmente incómodo.
Existe una regla no escrita: la persona sentada en el asiento del medio tiene derecho a usar ambos reposabrazos, ya que es la que está en una posición más incómoda. La persona que está en el pasillo debe estar dispuesto a dar paso a sus compañeros cada vez que estos deban pararse para ir al baño o estirar las piernas, en vuelos más largos. A su vez, estos compañeros no deben abusar de este derecho y pararse únicamente cuando sea necesario.
No está mal tomar uno o dos tragos; de hecho, muchas veces puede ayudarlo a manejar los nervios, pero no se exceda. Nada peor que lidiar con un compañero de asiento ebrio durante un viaje de nueve horas.
Al ir al baño, procure hacerlo de la manera más expedita posible, a menos que tenga una emergencia, y dejarlo en el mismo estado (o mejor) del que lo encontró.
Utilice un tono de voz moderado y regule el volumen de sus audífonos, de manera que los demás no se enteren de sus gustos musicales.