Es en nuestro trabajo donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo, a veces más incluso que en nuestra casa, y con los compañeros muchas veces compartimos más que con nuestra propia familia. Este contacto permanente puede generar mucha confianza y, con frecuencia, hasta llegamos a considerar a nuestros compañeros de trabajo nuestros amigos. Esto no está mal, pero esta confianza puede degenerar en situaciones incómodas que debemos evitar, aún en los trabajos más relajados. Algunas de las siguientes normas, más que etiqueta, son simplemente sentido común y hasta estratégicas para conservar su empleo:
- Al llegar, salude; al salir, despídase: Sus compañeros no tienen la culpa de que su despertador no haya sonado, que su hijo haya raspado cinco materias o que el fin de semana haya hecho una cola de ocho horas para que solamente le dieran un kilo de azúcar. Adicionalmente, aunque lo que esté solicitándole a un compañero o subordinado sea su trabajo, pedirlo por favor y agradecerlo apropiadamente nunca está de más.
Sea puntual: El tráfico no es una excusa para no llegar a tiempo, especialmente si vive en una ciudad como Caracas en la que todos los días sucede algo. Salga con la suficiente anticipación como para prever cualquier situación**.** Cuando llegue, salude y póngase a trabajar, no a hacer vida social. Si va a ausentarse por más de cinco minutos, deje dicho dónde va a estar y cuándo piensa regresar: no ponga a sus compañeros en el papel incómodo de inventar excusas cuando su jefe llame por quinta vez preguntando por usted. No utilice los recursos de su oficina para armar la carpeta de Cadivi, Cencoex o cualquier otro trámite personal. Y, por favor, si está buscando otro empleo no lo haga mandando sus CVs desde su email corporativo o metiéndose en LinkedIn en horas de trabajo.
Si está enfermo, especialmente si sospecha que se trata de algo contagioso, no vaya a trabajar: Sabemos que su labor es importante, pero nadie (por muy educado que sea) le agradecerá si el resto de la oficina termina con gripe y de reposo gracias a su dedicación. Si tiene un trabajo realmente urgente que realizar, intente hacerlo desde su casa o permanezca en la oficina únicamente el tiempo indispensable, evitando el contacto con sus compañeros.
En lo posible, evite molestar con temas laborales a las personas que estén de reposo, de día libre o de vacaciones: A menos que se trate de una verdadera emergencia, sus empleados o compañeros necesitan su descanso, al igual que usted.
Respete el espacio de los demás: No deje sus cosas en el escritorio de sus compañeros; no tome nada prestado sin preguntar; no quite la comida de las otras personas de la nevera para colocar la suya; si escucha música, hágalo con audífonos; mantenga los espacios comunes (y el suyo) organizados. Toque antes de entrar en la oficina de otra persona, aunque ésta lo esté esperando.
Sea cordial: Si va a comprar un café o su almuerzo y sabe que su compañero no puede dejar su puesto, pregúntele si desea algo; si ve que a su amigo le encargaron siete cafés, y puede permitírselo, ofrézcase a acompañarlo para ayudarlo a traerlos. Por otra parte, si alguien se ofrece a traerle algo, evite hacer peticiones extravagantes como un "un té con leche, pero que calienten la leche primero, sin que llegue a hervir y que luego le coloquen el té; me llamas para saber qué tipo de tés tienen y mándame fotos de los dulces que hay para ver qué me provoca."
Evite las conversaciones sobre temas privados, casos médicos escabrosos y tragedias variopintas: Repito, sabemos que sus compañeros se convierten en sus amigos, pero si desea hablar de su divorcio, su aventura romántica del fin de semana, los detalles de sus males estomacales o el accidente de automóvil en el que varias personas quedaron trituradas, no lo haga en la oficina y, mucho menos, en el comedor a la hora del almuerzo. Salgan a tomarse un café o un trago después del trabajo y conversen. Recuerde ser prudente con lo que vaya a confesar: después de todo, esa persona es su compañera de trabajo y siempre los detalles de sus problemas o aventuras pueden estar en boca de toda la oficina si la persona no es especialmente discreta. Por otra parte, no inicie ni fomente chismes, sean ciertos o no, de sus compañeros o jefes.
Tenga su celular en vibrador y úselo lo menos posible: Su celular personal debe permanecer lo más silencioso posible. Si no lo coloca en vibrador, evite los ringtones escandalosos y poco profesionales. Si va a hacer o recibir una llamada, retírese para que los demás no escuchen su conversación y limite estas llamadas a lo estrictamente necesario. Cuando entre a una reunión, apague el celular o déjelo en su oficina. De más está decir que cazar Pokemones fuera de la hora del almuerzo no está bien visto.
Tenga extremo cuidado con las personas que acepta en sus redes sociales: Como regla general, no tenga a sus jefes en sus redes, punto. Incluya solamente a sus compañeros más cercanos; si sabe (o siente) que alguien le tiene "mala voluntad" no acepte su solicitud de amistad o, si ya lo tiene en sus redes, remuévalo sin pena. Normalmente, la persona no le preguntará por qué lo hizo y, si lo hace, no tiene más que decir que considera que el Facebook no debe mezclarse con el trabajo. No está de más hacer que los compañeros que decida aceptar puedan ver solamente un perfil restringido.