Para comprender cualquier cosa lo mejor que puede hacer uno es alejarse. Apartarse un poco, como aquel que se aleja de una pintura para poder observarla completa y alcanzar su significado, para luego acercase y revisar el detalle de la pintura sobre el lienzo, la forma de la pincelada.
Personalmente no creo ser capaz de vislumbrar, por más que trate de alejarme, el tamaño de la destrucción del país y los resultados que tendrá no solo en nosotros como sociedad y como individuos, sino también su influencia en otros países, y es precisamente esa imposibilidad en lo que reside la proporción de la hecatombe. Y esto, sobre todo, porque en la medida en que tratamos de alejarnos descubrimos con asombro lo encerrados que estamos.
En esa capacidad de encierro radica la genialidad del chavismo. Limitar la libertad de manera tan refinada que hace complejo probar la existencia de las limitaciones, anulando las acciones que se puedan dar en su contra, por lo se consolidan poco a poco en la consciencia individual y se solidifican en la vida cotidiana.
Si bien es cierto que, en general, dentro de la sociedad existen micro-sociedades, éstas son células de la gran sociedad, son partes del todo, como las clases sociales.
El problema real se da cuando estas micro-sociedades se transforman en guetos, que dejan de ser células de la sociedad y se convierten en una fragmentación, se deslindan del resto, puesto que constituyen un grupo marginado. Esto permite controlar a la población que habita dentro del gueto, ya que se excluye a sus miembros de formar parte de la gran sociedad.
Gueto de Varsovia
Aun cuando en el mundo han existido, existen y existirán muchos guetos, puesto que es natural que personas con ideas o costumbres semejantes se agrupen. (En Londres, por ejemplo en Southhall encontramos la pequeña India, un espacio en el que habitan inmigrantes paquistaníes e indios. Otros ejemplos menos afortunados son los guetos que existieron en la Alemania nazi, para recluir a los judíos desde 1939 y hasta el final de la Segunda Guerra Mundial) Los guetos aíslan, los que los habitan son ciudadanos de segunda clase y son sobre todo instrumentos de control.
Construcción del muro de Berlin
No obstante, en la medida en la que el hombre avanza también lo hace su capacidad para disfrazar la construcción de estos guetos. Recordemos por ejemplo el muro de Berlín, que dividía Alemania en este y oeste, capitalista y socialista, el muro evitaba la inmigración de la población y protegía a la República Democrática Alemana del fascismo, en algunos puntos se colocaban minas anti-persona. El muro existió durante casi 30 años. Otro ejemplo, es la valla de seguridad en Cisjordania o en Arabia Saudí los equipos de detección de movimiento que lo separa de Yemen. Estos muros y otros tantos viven en la realidad, pueden ser tocados, es posible ver sus puestos de control y a los soldados vigilantes, pero ¿qué ocurre cuando ese muro no existe en el mundo concreto, cuando el muro que nos rodea está señalizado por nosotros mismos? ¿Es posible trepar un muro que no vemos? ¿Cómo salir de él? ¿Es posible derribarlo?
LOS MUROS DE LA REVOLUCIÓN
Para el chavismo, ya no se trata de eliminar a las clases sociales, ni de construir un muro, ni de simplemente cerrar las fronteras, el refinamiento consiste en la construcción de una nueva clase social, la clase social compuesta por los rebaños del gobierno: los privilegiados; semejantes a una secta religiosa en la que se exige a los fieles el cumplimiento y aceptación ciega de las normas, estos devotos gozan de beneficios, empleos, becas, tienen acceso a alimentos, medicinas y/o ayudas sociales, ya que son dominados por los sacerdotes del gobierno a su capricho. Aparece ante nosotros un gueto invisible y enorme que separa a estos de los infieles al gobierno, cuyo acceso a los alimentos, medicinas, etc. es limitado, un gueto en el que se aplican las leyes con riguroso celo y casi siempre arbitrariedad.
Siempre he pensado que hacerle mantenimiento a las ideas es algo difícil, por lo que al producirse la muerte de Chávez consideré que los días del chavismo estaban contados, pensando inocentemente que si no le hacen mantenimiento a una carretera que todos vemos, transitamos, y sufrimos su deterioro, cómo sería posible mantener las ideas. El chavismo me ha sorprendido, una vez más, al sostener fuerte la brújula y continuar con el destino propuesto por el expresidente. La premisa sigue siendo la misma: hacer a los ciudadanos individuos dependientes del Gobierno, con el fin de mantenerse en el poder. Y ¿cómo se ha logrado esta dependencia? Colocando alcabalas, disfrazadas de normas, tan restrictivas como las garitas alemanas o las minas antipersona que mantienen a los individuos obligados a habitar en pequeños espacios dada la limitación de sus libertades.
ALCABALAS INVISIBLES
Aun cuando supondríamos difícil establecer pequeños fuertes, no es tan complicado como parecía. De hecho, las alcabalas invisibles cumplen dos funciones: limitan la libertad y cercenan la dignidad, llevando al individuo a un estado de sumisión absoluta en la que él mismo coloca los ladrillos de su propio muro.
Veamos esto en detalle. Si el Gobierno permite un estado de impunidad y violencia y los ciudadanos no puede enfrentar la impunidad o la violencia, la actuación de los ciudadanos como resultado de lo anterior será encerrarse en un espacio en el que puedan garantizar su propia seguridad o responder con violencia. Vemos la aparición de una depurada alcabala. El gobierno no tiene que decirle que permanezca en su casa, usted lo hará por voluntad propia e incluso aconsejará a otros para que lo hagan. Su libre tránsito no ha sido limitado, usted lo limitó. Todo esto lo lleva a reacomodar sus formas de vida, a evitar lugares desconocidos, las salidas nocturnas, el relacionarse con personas que no conoce. La casa resulta un lugar tan seguro como una prisión.
Otras alcabalas invisibles son el control sobre los medios de comunicación, amenazas a los periodistas y a la opinión personal, los saqueos, las expropiaciones y la invisibilización de los individuos. La más cruel de ellas está constituida por las ayudas sociales, las becas, las bolsas de comida, Gran Misión Vivienda, entregas de medicamentos de alto costo, etc. Estas alcabalas establecen una relación de dependencia y compromiso entre el beneficiario y el Gobierno, se producen porque le hace creer a los beneficiarios que la ayuda social es una donación particular y no un derecho ciudadano.
Las alcabalas invisibles están alimentadas por el temor a perder la vida, la vivienda, la sospecha de los patriotas cooperantes, las represalias. Estas estructuras se alimentan del miedo a lo probable, son eficientes y duraderas e impiden el empoderamiento de los individuos.
ALCABALAS VISIBLES
Además de la consolidación de las alcabalas invisibles, el chavismo ha ido constituyendo otras alcabalas o muros que reducen las libertades individuales, entregando el control de ciertas zonas a pequeños grupos. Son ejemplo de estas alcabalas los círculos bolivarianos, los consejos comunales, los patriotas cooperantes o las zonas de paz, nuevos guetos que son gobernados por los dirigentes de estos grupos.
El control de cambio instaurado desde 2003 es otro tipo de alcabala, los habitantes de este gueto son aquellos poseedores de tarjetas de crédito como mínimo.
Luis Tascón saliendo del CNE
La lista Tascón, poderoso ejemplo del apartheid en Venezuela, dividió a los venezolanos desde el 2003 entre fieles al proceso e infieles. Quienes solicitaron la renuncia de Hugo Chávez quedaron marcados. La lista se ha usado para discriminar a los individuos que optan a cargos públicos, etc.
Desde 2015, dada la escasez de alimentos, se implementó a nivel nacional un sistema de venta de alimentos por el terminal de la cédula de identidad, lo que restringe la adquisición de productos básicos a dos días a la semana. Por otra parte es preciso que los supermercados y farmacias manejen una data de los clientes, que es activada con la huella digital, lo que permite la compra de cierto número de alimentos básicos.
El más reciente invento del Gobierno, en materia de control social y creación de guetos, son los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Distribución). El concepto supone romper con las redes de distribución de alimentos reorganizándolas por medio de los consejos comunales que entregarán los productos (una bolsa con los alimentos disponibles) a los beneficiarios. El sistema funciona por medio de una lista que elabora el consejo comunal, tras un censo a los miembros de la comunidad, a quienes una vez contados se les hace llegar una bolsa con ciertos alimentos. Sin embargo, en zonas como El Paraíso, en Caracas, los CLAP solo tienen capacidad para atender al 40% de los afiliados. Asimismo, este sistema imposibilita a los no-habitantes de determinada zona a adquirir las bolsas de comida en un área que no sea la suya. Los supermercados y abastos ya no venderán los productos básicos como leche, aceite, harinas, o artículos de aseo personal. De esta forma todo aquel que no se encuentre integrado a las estructuras creadas por el Gobierno es excluido del acceso a los productos de primera necesidad.
Finalmente, de una u otra forma, cada quien está en su gueto, el chavismo logró construir un muro en la consciencia individual, separando fieles de infieles y los infieles no tienen derecho a nada. Un muro diseñado por cada uno según instrucciones del gobierno. ¿Usted cree que hay forma de derribar nuestro muro?