Entendiendo que en el país se enfrentan dos modelos ideológicamente antagónicos, no deja de sorprender que la cabeza del poder legislativo nacional proponga que los candidatos a diputados por el partido de gobierno firmen una renuncia anticipada, y pase a explicar, que sea activada en caso de que (este diputado de resultar electo) traicione al pueblo.
Acta de la Independencia, Asamblea Nacional, Venezuela
A favor de quien enuncia la propuesta debemos conceder que las organizaciones con fines políticos venden proyectos que la sociedad compra a través del voto y que los parlamentos contribuyen, en buena medida, al éxito o realización de esos proyectos. Así, por ejemplo, si la sociedad compra como proyecto la oferta electoral de disminuir las inequidades sociales, es de esperar que al menos los parlamentarios que pertenecen al mismo partido político del gobierno de turno acompañen las iniciativas de este para la consecución de tal propósito. No obstante, debe advertirse aquí que, al menos en principio, la coincidencia de un candidato a una diputación o a cualquier otro cargo parlamentario con la bandera enarbolada por el Ejecutivo refleja un particular estado de consciencia de este sujeto, determinado por circunstancias de tiempo y lugar, en los confines de su propia autonomía individual.
Palacio Federal Legislativo, Biblioteca Nacional
Es el ejercicio de tal autonomía, la independencia y autenticidad de sus deseos, lo que anima al individuo o sujeto (el candidato a la diputación) a identificarse o a asociarse, libre de coacción, con la bandera del Ejecutivo. Pero este estado de conciencia no es inmutable, puede variar, afectado por distintas circunstancias de tiempo o lugar, y apartar al individuo de aquel otrora punto de coincidencia. Y es justo en ese momento donde entran nuevamente en juego los valores, un tema sobre el cual volvemos de manera reiterada. ¿Qué habremos de privilegiar como sociedad, la disciplina partidista o la libertad de conciencia?
¿Qué habremos de privilegiar como sociedad, la disciplina partidista o la libertad de conciencia?
En el centralismo democrático, propio de las organizaciones de orden marxista-leninista y que no fue del todo extraño durante la denominada Cuarta República, se resolvería a favor de la disciplina partidista. No obstante, en las democracias modernas la libertad de conciencia es un derecho negativo que, como tal, se define por la ausencia de coacción externa al individuo para su ejercicio. Es un derecho que antecede al derecho positivo y exige, como correlato, la omisión de una acción por parte de terceros. De allí que la propuesta realizada en términos de firmar una renuncia anticipada por parte de los candidatos a diputados por el partido de gobierno debe ser rechazada, por lesionar un derecho humano fundamental.