La cultura nos pone en contacto con los otros, pero no sólo con aquellos que nos rodean en lo inmediato, nos comunica con nuestros antepasados, con quienes que nos precedieron. Así, no es necesario haber conocido a la persona que fue Armando Reverón para conocer su pintura o a Teresa de la Parra para disfrutar de Ifigenia. La comunicación que establecemos con ellos ocurre desde su obra y construye un puente entre el artista y el hoy que nos permite experimentar la vida emparentados a ellos.
Así, especialmente la música responde a los otros. La música nos hace sentir acompañados si estamos solos, nos reunimos para celebrar y bailamos. Nos gusta cantar y escuchar a otros hacerlo, cedemos al hechizo de los instrumentos, hacemos música para los dioses y sobre todo para los hombres, pero también hacemos música para los muertos. La música recoge la experiencia de lo humano.
Tal vez por esto Humberto Sagredo Araya solía señalar que “La música pertenece al dominio del sentido común” y que ese sentido común no era otra cosa que el elemento que facilita la relación con lo que nos rodea. Y es evidente que para Sagredo Araya la música se transformó en llave y puerta y sobre todo en vínculo.
Semblanza de un músico
Humberto Sagredo Araya perteneció a la generación de exiliados latinoamericanos que decidió hacer vida en Venezuela. Nació en Santiago de Chile el 6 de octubre de 1931 y allí realizó sus estudios musicales en Dirección Coral en 1950, guiado por Mario Baeza Gajardo, fundador del Coro Sinfónico de la Universidad de Chile. Junto a él llegó a ser director adjunto. Al concluir sus estudios en Pedagogía en Educación Musical, bajo la tutela de reconocidos compositores como Pedro Humberto Allende y Gustavo Becerra-Schmidt, se traslada a París donde se especializa en Análisis Armónico en la Universidad de la Sorbona con Amy Dommel-Diény y luego en Nueva York estudia Análisis estructural con Félix Salzer en el Queen´s College.
En 1964 llega a Venezuela. Había sido contactado por el investigador chileno Mariano Díaz para dirigir el Orfeón de la Universidad de Oriente; es durante esos años que compone su famosa Misa Criolla Venezolana, que graba en 1972 con la coral Santa María. Unos años después se traslada a Caracas y el 22 de febrero de 1967 funda la Coral Mobil de Caracas, que en 10 años ofrecerá más de 300 conciertos.
Coral Mobil de Caracas
Reeditada la Misa Criolla Venezolana, en 1975 graba “Navidad en el Mundo” con el Coro de Radio Nacional de Venezuela. Ese mismo año funda la Coral del Banco de Venezuela y grabará los discos “Canciones de Nuestro Continente” en 1977 y “Canciones Nuestras” al año siguiente. Sagredo continuará con la dirección de la Coral del Banco de Venezuela hasta 1984
Durante una década lleva el programa “La semana coral” en Radio Nacional a la par de su trabajo como investigador y profesor en la Universidad Simón Bolívar, donde fue también Coordinador de la sección “Arte y Música” del Departamento Ciencias Sociales. Asimismo, en la Escuela de Música de Chacao, trabaja como profesor de Análisis de la música y en el Instituto Universitario de Estudios Musicales.
Aunque publicó numerosos artículos en revistas académicas y especializadas, así como en el Diccionario de la música española e hispanoamericana y en el diario El Universal, su trabajo más conocido es El núcleo melódico, editado por la Fundación Vicente Emilio Sojo en 1997.
Humberto Sagredo Araya falleció debido a complicaciones por una operación el 16 de agosto de 1998. Su archivo musical compuesto por 52 cajas con un total de 2522 entradas fue donado al CEDIAM en la UCV.
La música Sagredo Araya nos sigue recordando y con cada ejecución la posibilidad de admirarnos y vincularnos con el mundo.
REFERENCIAS
PEÑIN, José. “Humberto Sagredo Araya” Enciclopedia de la música en Venezuela. Fundación Bigott. Caracas
REVOREDO CHOCANO, Ryan. El pensamiento teórico-musical de Humberto Sagredo Araya – hacia una epistemología de la música. Tesis de Maestría en Musicología Latinoamericana de la Universidad Central de Venezuela.