Una frase del realismo político que tradicionalmente me ha fascinado por su sencillez y contundencia, pese a las críticas de estudiosos de las relaciones internaciones, es aquella que reza “Una nación sólo depende de sí misma”.
Desde la perspectiva realista, particularmente del realismo liberal o de la denominada escuela inglesa, los Estados se esfuerzan por incrementar su potencial de poder, lo cual se traduce, en el escenario internacional, en una mejor capacidad de ejercer influencia sobre otros Estados en la búsqueda de conseguir o asegurar su interés nacional. Una forma de lograr aquello es creando un entramado de alianzas que le permita influir sobre otros Estados que detenten un potencial de poder menor o contrarrestar la influencia que Estados con mayor potencial de poder intentan ejercer sobre él. La lógica de la actuación venezolana durante los últimos dieciocho años no difiere en mucho de este planteamiento. No obstante, esta es una estrategia que en circunstancias favorables otorga réditos inmediatos, pero que en ausencia de adecuaciones estructurales que fortalezcan endógenamente ese potencial de poder no es sostenible si las circunstancias otrora favorables se debilitan o desaparecen.
El realismo estructural o neorrealismo, por su parte, nos permite profundizar, con la incorporación de dos útiles categorías conceptuales, en la comprensión de aquello. El entendimiento que tengamos de la estructura o patrón de arreglos recurrentes que influyen o limitan las opciones y oportunidades disponibles, así como de la agencia o capacidad de actuar de forma independiente y tomar libremente decisiones propias nos permiten enriquecer la lectura que hagamos de la actual situación de Venezuela en el contexto internacional. El entendimiento que tengamos de ellas nos permitirá superar el simplismo contenido en la manida conclusión de “se agotaron los petrodólares”.
Sí, se acabó la plata y, producto de ello, la influencia de Venezuela se ve mermada al punto de casi execrársele del Mercosur; uno de numerosos ejemplos que podríamos referenciar acá. Pero lo interesante no es comprender lo obvio, lo que ocurre al nivel de análisis de agencia: ya no me beneficio y te abandono; el verdadero reto es comprender qué ocurre o cambiará en el nivel de análisis de la estructura. Con la merma de la fuente alimentadora de la protección comprada, esta última debe verse disminuida; pero los intereses instalados gracias a la protección brindada demandan reconocimiento de parte del protector, que en este caso pareciera indesligable del mismo interés instalado, para evitar ser afectados por la consecuencia natural de la merma de la fuente alimentadora de la citada protección.
Por otra parte, es importante incorporar al análisis de la estructura el rol que juegan actores importantes que observaron, por algún tiempo, largo o corto, cómo sus propios intereses eran retados y hasta desplazados durante el proceso de creación del entramado de alianzas con otros actores de poder y cómo entre estos actores acordarán se acordarán posiciones respecto de la nación que hoy lo está perdiendo todo, en términos de influencia sobre otros y de atractivo para ser protegida.
Los tirios de hoy deberían ver sobre el juego de los troyanos de ayer. Si van a ser ajedrecistas políticos no pueden permitir que cortoplacismo obnubile la visión de largo plazo o terminarán reeditando los mismos errores, sólo que con otros actores.